Mensaje del Papa para la Cuaresma: “Caminemos juntos en la esperanza”
El Papa Francisco, en su mensaje para la Cuaresma del Año Jubilar, invita a reflexionar sobre el "caminar juntos", destacando tres llamados a la conversión: como peregrinos, en la sinodalidad y en la esperanza.
Un tiempo de peregrinación y conversión
Con el signo penitencial de las cenizas, el Santo Padre nos recuerda que la Cuaresma es una peregrinación de fe y esperanza. Este año, del 5 de marzo al 17 de abril, este tiempo litúrgico se enriquece con la gracia del Año Jubilar. El Papa nos anima a redescubrir las llamadas a la conversión que Dios nos dirige de manera personal y comunitaria.
Inmigrantes y peregrinos: una llamada a la conversión
Francisco señala que el lema del Jubileo, Peregrinos de esperanza, evoca el viaje del pueblo de Israel hacia la tierra prometida, un camino de liberación guiado por Dios. Este recorrido nos invita a preguntarnos: ¿Estamos en camino o paralizados por el miedo y la falta de esperanza? ¿Buscamos activamente la libertad del pecado y de las injusticias?
El Papa sugiere que un buen ejercicio cuaresmal sería confrontarnos con la realidad de algún inmigrante o peregrino, para entender mejor nuestra propia condición de viajeros en la vida.
Conversión a la sinodalidad: caminar juntos
El segundo llamado a la conversión es hacia la sinodalidad. La Iglesia está llamada a caminar junta, guiada por el Espíritu Santo, saliendo de sí misma para encontrar a Dios y al prójimo. El Papa nos invita a un examen de conciencia sobre nuestra capacidad de escuchar, de compartir el camino con los demás y de superar la tentación del individualismo y la autorreferencialidad.
Conversión en la esperanza: confianza en Dios
Por último, Francisco nos exhorta a vivir la Cuaresma con la mirada puesta en la esperanza de la Pascua. La esperanza, que no defrauda (cf. Rm 5,5), es el mensaje central del Jubileo y debe ser el horizonte de nuestro camino espiritual.
El Papa nos interpela: ¿Confiamos verdaderamente en el perdón de Dios o actuamos como si pudiéramos salvarnos por nuestras propias fuerzas? Nos recuerda que la esperanza es el ancla del alma, firme y segura en Cristo, y que la Iglesia suplica para que «todos se salven» (1 Tm 2,4).
Conclusión
Este mensaje nos anima a vivir la Cuaresma como un tiempo de transformación interior, dejando que la misericordia de Dios renueve nuestras vidas. Caminemos juntos, como Iglesia sinodal, en la esperanza de la Resurrección.